Cintillo Institucional

La Experiencia de los Círculos de Lectores Nuevos (CILEN)

(Este escrito está fundado en la ponencia presentada en Cenditel en el marco de las I Jornadas Comunitarias para la Sensibilización en Conocimiento Libre. Cenditel, Octubre 2008.)

Alejandro Ochoa Arias Alejandro Ochoa Arias

Vídeo de la Ponencia de Anzola

Myriam Anzola: ... Como parte del Proyecto de Círculo de Lectores Nuevos (CILEN), nos propusimos trabajar con Fe y Alegría, con IRFA en particular, y trabajar con ellos en unos módulos nuevos, muy distintos a los que tenían, desde un punto de vista mucho más funcional, que tuviera que ver con los aprendizajes, con las cosas que sentía la gente que aprendía; que esos promotores entonces, formados y seleccionados de esa manera, tuvieran un tópico, y ese tópico tenía que ver con las cosas más diversas, podría ser la lectura de la Biblia, pero podría ser la conformación de un grupo de teatro, o la liberación académica también; la posibilidad de mejorar la capacidad de lectura dentro de un grupo, de una escuela. Por otro lado, teníamos que crear una logística particular para que cada organización se autoestimulara. Entonces salieron organizaciones, ONG's, que lograron hacer todo su trabajo legal, sumados a Fundalectores, que fue la fundación que tuvimos que establecer para coordinar a todos esos promotores, para que pudiéramos relacionarnos de igual a igual; pequeñas organizaciones locales que tenían una relación con Fundalectores, que desde Fundacite administrábamos en términos generales.

El programa duró diez años consecutivos, derivando en cosas muy concretas, como un programa de actualización académica. Muchos de nuestros promotores entonces se derivaron migraron hacia la Misión Robinson, con un método muy diferente, una concepción bien distinta de la lectura, como la que tiene el método cubano, pero con un espíritu muy similar. Cuando a nosotros en la Universidad nos hablablan sobre “qué contradicción era esa", nosotros, quienes veníamos de un acercamiento a la lectura libre, sin método, a través de a la lectura estética, esa serie de cosas, y entonces dejábamos que los promotores se incorporaran en un método secuencial como el de “Yo sí puedo", decíamos que había un ingrediente que no estábamos haciendo muy explícito, que era el espíritu de acercarse a la comunidad con algo que ofrecer, como un bien que ofrecer; pero que, además, la misma comunidad tomara eso en sus manos a través de la posible selección de un promotor de allí mismo y además en un clima que tuvo que ver, también, con toda una difusión mediática de lo importante que era alfabetizarse, sobre el cual se soportó de una manera muy interesante lo que fue y sigue siendo la Misión Robinson.

Muchos de ellos se abocaron a eso, mientras que nosotros nos dedicamos entonces a la creación de un programa de acreditación para excluidos del sistema: muchachos de la calle, desertores, repitientes crónicos, a quienes ubicamos en ese momento en el Museo de Ciencia y Tecnología para darles acreditación desde un modelo muy parecido al de Robinson; con los insumos y con los recursos tecnológicos que tenía el Museo, cursaban la escolaridad a través de un proyecto pedagógico que tenía que ver con los materiales que tenía el Museo, sobre la selva nublada, los terremotos, los dinosaurios, o cualquier tópico que reuniera allí los recursos para que los muchachos trataran. De allí salía una matriz curricular donde se podía validar el bachillerato, y eso lo logramos. Sin embargo, ya al final estaba la Misión Ribas y estos muchachos terminaron siendo usuarios, beneficiarios de ella, para después graduarse: esos primeros 33 bachilleres que tuvo Mérida de la Misión Ribas eran nuestros muchachos del programa de acreditación académica. Hoy siguen una experiencia en la casona del Parque La Isla, en la Casa de Ciencias de Fundacite, por supuesto mucho más acotada, porque ya la diversidad de opciones educativas que está ofreciendo la Zona Educativa, además de las misiones, ha recibido a toda esa población que en ese momento teníamos nosotros en nuestras manos.

Yo quisiera dejarle a Moncho [Ramón Díaz] la palabra para que nos hablara un poco sobre la participación comunitaria.

Ramón Díaz: La participación comunitaria siempre tuvo un componente que fue exitoso, empleado por participantes que se manejaron con mucho acierto, a pesar de que no sabíamos que se pudiera manejar así. Esto fue, implicar una concepciones teóricas provenientes del aprendizaje de las lecturas y de los procesos de aprendizajes, que eran realmente novedosos; que nos alimentara Freire o Ferreiro acerca del aprendizaje, y Piaget, entre otros más, quienes realmente plantean un aprendizaje de la lectura no cercenado por los métodos tradicionales de la educación.

Pero el otro interés importantísimo fue el arraigo que el CILEN tuvo con el trabajo comunitario. El CILEN no hizo otra cosa que aportar algunos elementos a la necesidad de trabajos comunitarios que se estaban haciendo, como lucha contra una estructura que impedía que las comunidades pudieran plantearse un plan de desarrollo como tal. Entonces, el CILEN logró aprovechar la problemática que se presentaba a las comunidades y de esa problemática generar una situación de interés, no solamente en resolver esa problemática, sino en el camino de la solución generar procesos de lectura y escritura de los que estaban involucrados e interesados en quedarse con la lectura y la escritura y, por supuesto, en la prosecusión del aprendizaje. Esos elementos son los que hicieron que durante diez años tuviéramos una experiencia realmente exitosa. Como decía Myriam, cuando aparecen las Misiones decidimos incorporarnos más bien a potenciar las Misiones educativas, pero que más allá de las Misiones, el CILEN sigue siendo un espacio de interés y de deseo de muchos lugares de gestión. El CILEN logró mantener una permanencia, que en diez años no se agotaba, no cansaba; por el contrario, se renovaba permanentemente, en términos de la coherencia entre las relaciones de aprendizaje y trabajo comunitario.

Podríamos hablar de una productividad en términos de que, en el caso de San Isidro, por la avenida Los Próceres, en el momento en el que el CILEN llegó, nadie egresaba de bachillerato, ningún muchacho egresaba, y el que llegó a ser promotor estudiaba en ese momento quinto año de bachillerato; un muchacho muy inteligente, hoy trabaja en INTEVEP, es ingeniero geólogo. Él era un muchacho muy talentoso y decidió crear un grupo cultural con los muchachos que habían dejado la escolaridad, que habían abandonado el liceo y que por mil razones de la circunstancia social y económica y familiar, no estaban interesados en seguir en el liceo. Él, a través del teatro, los invitó a leer, y a través de la lectura los invitó a proseguir y egresaron del liceo y están egresando ahora de carreras universitarias. Allí se podría hablar de productividad. Pero el CILEN dejó también un compromiso social, un arraigo mucho más fuerte con el trabajo social, lo que implicó también un compromiso político. En el año 98, Myriam y yo teníamos dudas sobre si votábamos por Chávez, hicimos un sondeo entre los CILEN que existían en ese momento, cómo estaban los promotores y participantes y todos tenían claro, sin haber intercambiado ideas entre ellos, que la opción de este país era elegir a Chávez presidente de la República. Entonces, bueno, la lectura bien concebida, particular y con el trabajo social, implica compromiso político.

Myriam Anzola: eso que está diciendo Ramón es muy interesante, porque ciertamente yo nunca hubiera pensado que jamás en mi vida iba a ser lo que soy; a mí me transformó esa experiencia. No me voy a poner en plan evangelizador, pero eso definitivamente a nosotros nos dió luces, porque ciertamente conseguir que muchachos que nunca habían tenido vinculación (la gente de Pueblo Llano, la gente de aquí de Mérida) y que coincidieran políticamente en ese momento, con esa convicción (porque eran sitios en donde estaba muy arraigado, por ejemplo, COPEI, en los pueblos del Sur); pero además, esto era un proyecto de los detractores de COPEI y todos estaban contrarios a la posibilidad de votar por otra opción que no fuera en ese momento Chávez.

Pero más allá de la cuestión partidista, la capacidad de tener criterio fue lo que el CILEN ayudó a sembrar en esa gente, y todos ellos ahora están ubicados en puestos gerenciales comunitarios de interés. El ochenta por ciento de esos promotores se graduaron, pero no sólo los promotores, los muchachos del programa de acreditación académica, muchos de ellos se están graduando de la Universidad en este momento; en la Misión Sucre, algunos que alcanzaron el grado de técnico superior, otros están en el tecnológico por graduarse, y sus profesores, que eran muchachos de la ULA, estudiantes, becarios, beca trabajo, algunos no han terminado, y ya estos muchachos están terminando. Muchachos por los cuales, el entonces presidente del Museo de Ciencia y Tecnología decía que eso era un esfuerzo perdido porque, bueno, ya a esa edad, las estructuras cognoscitivas no se adaptan facilmente. Y nosotros descubrimos otra meta de investigación, lo que se está llamando la “resiliencia", la capacidad de superar la adversidad, montarse sobre eso y demostrar que el ser humano tiene posibilidades y fortalezas que no han sido descubiertas. Y ese tipo de espacios no coercitivos, no vinculados a la escolaridad regular, son los que ofrecen ese tipo de cosas.

Cuando arrancó el Tercer Motor, los Círculos de Estudio y Trabajo, por alguna razón fortuita a la gente que estaba diseñando eso les llegaron los materiales del CILEN, y ellos dijeron que los Círculos de Estudio y Trabajo se iban a inspirar en ese modelo. Bueno, eso no fue así, a nosotros nos invitaron de la CVG porque por alguna razón ellos dijeron “bueno, pero ya va, si esto existe y esta es la referencia, por qué no invitamos a esta gente". Y sí, fuimos a la CVG y dimos algunos talleres, pero ha faltado difusión, arraigo de la posibilidad de gestar muchos de los proyectos que se están haciendo en relación con la formación comunitaria con un modelo similar al del CILEN, y nosotros quisiéramos de alguna manera seguir vivificando esa idea, porque tenemos evidencias muy concretas de la potencialidad que tiene para la formación individual y comunitaria de la gente.

Ahora, los que son profesores universitarios quizás hayan oído hablar de una red de bibliotecas solidarias que estamos creando en la Universidad con los muchachos que hacen servicio comunitario, que van a la comunidad a llevar libros que los profesores donan; pero en realidad fue posible arrancar (ahorita tenemos 62 bibliotecas solidarias) porque de alguna manera los primeros se vincularon con gente de los CILEN, que ya tienen toda una formación, toda una trayectoria bien interesante, y sobretodo, un criterio de autonomía para la formación de la comunidad.

Bueno nosotros quisiéramos, si ustedes tienen alguna pregunta, conversar sobre eso.

Alejandro Ochoa: Sí, yo quisiera hacer tres preguntas. La primera es una curiosidad. Como dijo antes, “hay una suerte de discernimiento político". Me queda la duda de cómo se hace la vinculación directa, porque en el CILEN se genera un compromiso político o se genera una suerte de discernimiento político. Y la pregunta la hago en virtud de que quizás, si eso se pudiese demostrar, estaríamos nosotros a punto de mostrar, por el otro lado las carencias que tiene el sistema educativo formal porque, ese discernimiento político no aparece en aquellos que en la educación formal han logrado un circuito completo de formación con respecto a la lectura. Es decir, las clases excluidas tienen una necesidad de sentimiento político que quizás es anterior a la capacidad de lectura, y la capacidad de lectura lo que les puede dar es herramientas; mientras que del otro lado tenemos las herramientas de la lectura, pero no la facilidad de vincularnos políticamente con la comunidades. Y lleva a un problema mucho más severo, que me lleva a la segunda pregunta. Yo quisiera saber si ustedes tienen alguna experiencia de contexto funcional de aprendizaje, pero al revés; es decir, ustedes hablan de la formación del promotor ¿Cómo es la experiencia de aprendizaje de esa persona con respecto a la condición de educador? Porque de alguna manera se está erigiendo como educador. Y ya Myriam debe saber por donde va esa pregunta, porque pareciera que ese contexto funcional de aprendizaje permite a la persona que educa desde su cotidianidad tener una mayor potencia educativa que aquel que educa desde su condición de trabajo asalariado, del maestro o del profesor. Y la tercera pregunta tiene que ver con esto, creo que nos lo hemos venido planteando, pero tendría que depender de la potencia de si ese proceso de aprendizaje del educador en la cotidianidad se pudiera llevar adelante con los estudiantes de educación; es decir, al muchacho que estudia la licenciatura en educación se le pudiera plantear que el servicio comunitario no es una dádiva a la comunidad, sino que es la comunidad la que le enseña que un maestro es mucho más que estar de ocho a doce y de dos a seis.

Myriam Anzola: Bueno, eso da como para dos meses. Pero definitivamente, lo que es común a las tres respuestas es que la escuela no forma para eso, dentro del ámbito escolar no es posible un contexto funcional de aprendizaje. Yo siempre dije, cuando salieron las Misiones, para la gente que ha tenido una educación tan débil como la de nuestro sistema educativo, es mucho más fácil formarse con una Misión educativa o, mucho más fácil no, mucho más pertinente y mucho más beneficioso, que por el sistema regular. El sistema regular no le permite a los estudiantes que lo cursan exitosamente desarrollar esa capacidad de discernimiento. Yo creo que la gente que está vinculada con esos trabajos comunitarios tiene una intuición política clara (política en términos generales) de lo que les conviene, eso es obvio. Y la lectura, cuando tú dices que les da herramientas, pues sí, les da una cosa fundamental que es léxico, vocabulario, capacidad de poner en palabras lo que ya él sabe desde hace muchísimos años.

Cuando llegaron los primeros gerentes de Fundacite al Museo de Ciencia y Tecnología y nos dijeron, creo que por el programa de Tecnología Popular, nos dijeron que le iban a dar voz a las comunidades, yo recuerdo que a mi me reveló mucho la cosa, porque yo me dije “cómo le vas a dar un micrófono a una gente que tiene voz, pero no tiene cómo decir las cosas". Y eso es lo que nosotros hemos intentado hacer con esto y quisiéramos intentar seguir haciendo. La gente tiene claras sus intuiciones y tiene afectivamente claro lo que hay que hacer, está compenetrado con su quehacer y con su solidaridad con la comunidad, pero no sabe cómo manifestarlo. Si nosotros pudiéramos poner los videos de la Cuarta República, de cuando se entrevistaba a la gente en la calle y de cómo se entrevista hoy, vemos que ha cambiado mucho la posibilidad de expresión del venezolano. Y no son contextos tan coherentemente armados como a los que nosotros pudiéramos aspirar con un CILEN. Pero esos espacios comunitarios de participación han hecho que los venezolanos se empiecen a educar fuera de la escuela. Pero es que eso tampoco es ningún descubrimiento, porque nosotros tenemos investigaciones que nos dicen que los niñitos de tercer grado, más del 75 por ciento de la información que tienen en la cabeza la adquirieron fuera de la escuela (en los colegios privados). Quizás en escuelas de la zona rural la cosa sea un poco más, pero no mucho más. La información se procesa desde fuera de la escuela. La información de la escuela lo que hace es dar algo más, pero ciertamente, la posibilidad de raciocinio, de discernimiento político viene dado desde el contexto no escolar, la escuela no lo permite. Yo siempre pongo el ejemplo de René Thom, el que se ganó la medalla Fields de matemática, que dice que la matemática escolar, lejos de favorecer la lógica matemática, no sólo la entorpece, sino que la erradica y la imposibilita. Así pasa con nosotros.

Ramón Díaz: Yo quiero agregar una anécdota. En el año 1999 ya estaba Chávez intentando gobernar y creó un programa que se llamaba “Siete Pueblos, Siete Estrellas", escogió siete pueblos del país, de diferentes contextos culturales, uno llanero, uno de la costa, uno de la montaña andina, otro indígena, en fin, siete que mostraran la diversidad cultural de Venezuela, para allí generar un plan de desarrollo integral. Entonces intentó transformar la infraestructura, aprovechar los elementos de productividad propios, algo así como de desarrollo endógeno, varias cosas intentó ensayar. Encomendó a William Fariñas, que hoy día es candidato a gobernador de Nueva Esparta, al frente de ese programa. Y nos invitó, o nos pidió que nos sumáramos a instituciones con las que teníamos algo que ver. Nos sumamos por dos razones, por agua potable y por el CILEN. De aquí se escogió la comunidad de San Antonio y San Pedro, perdidas por las montañas de los Pueblos del Sur. Nos dieron instrucción de que creáramos un CILEN en San Antonio y otro en San Pedro. En el de San Pedro se comenzó a trabajar, se aprovechó el trabajo conversando con las comunidades y ellos decidieron que querían que el CILEN se realizara con los mismos niños que estaban en la escuela. Había una escuela con tres aulas, y en cada aula trabajaban dos grados, primero y segundo, tercero y cuarto, quinto y sexto. Tres docentes trabajaban en esas aulas la primaria. Y decidieron que una docente, a la que veían muy eficiente, fuera la promotora del CILEN. La dinámica era que los niños iban a la escuela regular por la mañana, y en la tarde iban al CILEN en la misma aula de la escuela. Trabajamos con la docente, qué era lo que había que hacer en el CILEN, le buscamos el material que nos dió la coordinación de “Siete Pueblos, Siete Estrellas", entregamos muchísimos cuentos, cartulinas, tijeras, creyones y cosas para trabajar con un niño, a partir de lo que ellos creían que era pertinente. El CILEN hubo que cerrarlo, a petición de los docentes porque, desde que apareció el CILEN en la tarde, y los niños comenzaron a leer y a jugar, comenzaron a dar problemas en la mañana porque preguntaban más de la cuenta, intervenían, refutaban; entonces, creó una situación muy problemática en la escuela durante la mañana. ¡Se reunieron los tres docentes de la mañana y decidieron cerrar el CILEN porque era un problema!. Yo creo que con ese ejemplo podemos dirigir la mirada a cómo se puede generar conciencia, cómo puede empezar a aparecer el discernimiento, o por ejemplo, cuál es el conflicto que supone para la concepción tradicional del aprendizaje de la escuela y del educador que implique un ambiente completamente diferente de aprendizaje.

Alejandro Ochoa: ¿Y en el caso de la Universidad?

Myriam Anzola: No, en el caso de la Universidad es mucho peor. Es mucho peor porque en la Universidad, además, está la arrogancia y la pretensión de que se está haciendo bien. Por lo menos en la escuela, el maestro ha sido siempre tan maltratado y tan vejado en su dignidad, que siempre cree que lo está haciendo mal y que lo que necesita es un método nuevo que le va a solucionar el problema. En el caso de la Universidad no, porque los profesores están convencidos de que lo están haciendo bien. Entonces es muy difícil. Realmente la Escuela de Educación tiene pocos muchachos que logran formarse como educadores, sólo los que tienen un trabajo completamente fuera, en la disidencia del currículo tradicional. Pero nosotros, muy optimistas, creemos que todos esos espacios comunitarios que se están gestando, de alguna manera son eso, lo que hacíamos nosotros antes, pequeños CILEN que están generando la posibilidad de interacción de la gente.

Página Principal de las I Jornadas Comunitarias para la Sensibilización en Conocimiento Libre

ijornadas-publicacion/Anzola (última edición 2010-06-30 10:14:26 efectuada por jcontreras)