Cintillo Institucional

Retos en la Transición hacia un Modo Científico-Tecnológico Revolucionario en Venezuela

(Palabras de apertura en el evento:

I Jornadas Comunitarias para la Sensibilización en Conocimiento Libre", Mérida, Noviembre 2008 - Revisado en Abril 2009)

Jose Aguilar

Jose Aguilar Jose Aguilar Jose Aguilar

Vídeo de la Ponencia de Aguilar

Inicio, agradeciendo a todos la presencia en este espacio para la reflexión, para la conversación, para el análisis en comunidad sobre el devenir científico y tecnológico en el país. Estos espacios deberían multiplicarse, hacerse más intensivos, extensivos y permanentes, realizarse en diferentes contextos y en diferentes ámbitos del acontecer nacional para, a partir de allí, de esos espacios, construir la nueva propuesta de país, y en el caso que nos compete, la agenda científica y tecnológica que nuestra sociedad requiere.

En estas palabras de bienvenida quería aprovechar para hacer algunas reflexiones, consideraciones iníciales, que aspiro sirvan de estimulo para la dinámica de estos días. Estas palabras, esperamos que sirvan para provocar la discusión sobre un tema tan importante en el momento actual que vive el país: el papel del conocimiento en la construcción de la sociedad socialista que nos hemos propuestos.

Como les comentaba, estos espacios de reflexión debieran ser algo que nosotros pudiéramos dinamizar en el quehacer de la sociedad venezolana en general. Seria ideal que convirtiéramos en una costumbre dinámicas sociales de discusión-acción, que nos permitan meditar de lo hecho haciendo, que nos permitan valorar conscientemente lo hecho para continuar haciendo. Estas reflexiones arrancan pues desde esta perspectiva, partiendo desde lo que es el propio título de las Jornadas que se están iniciando hoy, Jornadas Comunitarias de Sensibilización para el Conocimiento Libre.

Fíjense que en el nombre del evento aparece el término “comunitarias", el cual nos debería llamar a la reflexión, nos debería convocar a darle sentido. El sentido que yo me atrevo a darle, que trato de apropiarme en estas palabras iníciales, es aquel que esta relacionado con la idea de “poder para hacer vida en común". Hemos vivido en una sociedad donde ha prevalecido la visión individual, egoísta, consumista, racista, sectaria, irresponsable, entre otros antivalores, promovidos por el capitalismo feroz. En la sociedad en construcción estamos hablando de un modo social donde podamos hacer vida comunitaria, donde el ser social prevalezca, donde podamos construir proyectos de vidas en común. ¿Cómo construir eso?, ¿Cómo sacar del hombre, de su personalidad, los antivalores que le ha ido imponiendo el capitalismo, para confrontarlo con otra realidad posible en la cual esa vida en común pase a ser un necesidad fundamental?, ¿Cómo extinguir el modelo social globalizador capitalista por uno mas humanista, mas pacifista, mas solidario, mas democrático?. Son preguntas retos que se nos presentan en esta primera reflexión.

Otro termino importante que aparece en el título de las Jornadas es el de “sensibilización". ¿A quiénes tenemos que sensibilizar?, ¿No seremos nosotros mismos los que debemos ser sensibilizados?, ¿No tenemos que comenzar con una reflexión sobre la palabra “sensibilizar" y contextualizar su uso? Fíjense que este termino usado de manera desprevenida, conlleva implícito una jerarquía en donde algunos somos los que tenemos el conocimiento, la verdad, y vamos a otros para entregársela, para concientizarlos. Creo que ese término de “sensibilización" también debe ser objeto de reflexión, para poder contextualizarlo en un proceso de construcción colectiva del conocimiento. Entendiendo ese proceso de construcción colectiva del conocimiento como un camino donde nos vamos haciendo todos, donde nos vamos acompañando en el descubrimiento de nuevas dimensiones de la verdad, donde vamos generando nuestras propias necesidades de conocimiento, y a partir de allí, vamos emprendiendo en conjunto los retos de desarrollo cognitivo.

Finalmente, el otro término que aparece en el título de estás Jornadas de reflexión es el de “conocimiento libre". Al termino “Conocimiento Libre" se le ha dado una connotación tecnócrata, que tiene que ver con sus raíces, las cuales provienen de la comunidad de software libre. Esa visión tecnócrata no cuestiona el discurso capitalista de “neutralidad de la tecnología", no permite reflexionar a profundidad sobre los modos de organización social de la producción del conocimiento, deja en manos de los “expertos" los procesos de toma de decisión sobre el acontecer científico-tecnológico, entre otras cosas. Solo habla de la socialización de la producción, distribución y uso del mismo, un gran paso, pero no suficiente. Nosotros hemos venido cuestionando esa visión, y hemos preferido hablar de un conocimiento hacedor, liberador. Un conocimiento que nos permita construir realidades locales, que nos permita a todos dirigirnos a nosotros mismos, que nos emancipe como seres humanos, que enriquezca nuestra cultura. Parte del objeto de estas Jornadas es poder reflexionar sobre esas visiones del conocimiento.

Además de estas primeras reflexiones, lo otro importante a resaltar en estas ideas iníciales es por que aparece Cenditel en el espacio nacional. Cenditel aparece en un momento político muy importante para el país, en un momento en que nos estamos cuestionando lo que han sido las formas y los modos políticos que han prevalecido en nuestra Nación. Y aparece para cuestionar, como un instrumento colectivo, a esa sociedad venezolana. En otras palabras, aparece para catalizar un proceso de reflexión nacional permanente sobre nuestro acontecer político nacional en diferentes niveles, algunos de ellos son:

Para ello Cenditel ha querido partir de una premisa: “el conocimiento es patrimonio de la humanidad". Esa premisa la queremos hoy discutir con ustedes y, al respecto, quisiéramos trazar vías de construcción colectiva, como sociedad.

Partiendo de estas ideas iníciales, quiero introducir seis aspectos que aspiro sirvan de base para las discusiones que comienzan hoy.

Primero, la idea del conocimiento liberador, del conocimiento emancipador, versus la noción empobrecida que se nos presenta del conocimiento libre desde el modelo tecnócrata del software libre.

Así, aquí queremos ir más allá de lo que se prevé desde el paradigma del software libre, que es simplemente copiar, distribuir, usar y modificar el conocimiento. Es mucho más que eso, ya lo decíamos en párrafos anteriores. Y allí yo introduciría cuatro elementos que podrían acercarnos a esas reflexiones anteriores. Uno, el conocimiento tiene un componente ideológico, para apoyar este primer argumento voy a usar unas notas de Varsavsky al respecto [9]:

Por ejemplo, tenemos conocimiento para la vida y conocimiento para la muerte, y sobre cada uno de estas aproximaciones al conocimiento, hay dinámicas sociales completamente distintas,

Aquí subyace esta idea del carácter ideológico del conocimiento que quiero dejar sobre la mesa.

El siguiente elemento importante, y que tiene que ver directamente con las reflexiones internas que se han dado en Cenditel, es la connotación de la idea de la relación libre con la tecnología; que tiene que ver con un conocimiento liberador, con un conocimiento emancipador, en el que no nos veamos secuestrados, encuadrados, por una tecnología que sea finalmente la que me dicte el qué-hacer. Eso implica podernos liberar del conocimiento científico y tecnológico imperante, para observarlo y criticarlo, para usarlo en función de nuestras necesidades, para develar sus verdades, para adaptarlo/modificarlo a nuestras propias necesidades. Esto nos permite tener una actitud crítica ante el hecho tecnológico que nos posibilita problematizarlo, y no tomarlo como un producto definitivo (algo hecho), un producto listo para ser usado.

El tercer elemento tiene que ver con reconocer el papel del conocimiento en la cultura. Se nos ha secuestrado esa posibilidad de reconocer el conocimiento como parte de nuestra cultura, como elemento fundamental para su cultivo. Aquí también quisiera apoyarme, en este caso, en los trabajos de Terán [8], para indicar lo siguiente:

Ese papel del conocimiento debe ser reivindicado en este proceso liberador.

El otro elemento, para culminar con la caracterización de este primer aspecto, es que tenemos que aprender a resistir a ese modelo científico-tecnológico imperante a nivel nacional. Y esa resistencia parte por la posibilidad de criticarlo, sabotearlo, desde ella misma, desde adentro. Sobre ese aspecto volveremos mas adelante.

Entonces, este conocimiento liberador y emancipador lo que nos convoca es a hacernos conscientes del problema alrededor del conocimiento, y ello nos permite plantear el segundo aspecto que quiero dejar sobre la mesa de discusión.

Problematizar el hecho tecnológico. ¿Qué entendemos por eso?

Debemos partir por reconocer el papel de la sociedad venezolana como sociedad compradora de tecnología, en el modelo científico-tecnológico capitalista globalizador imperante, cuya división interna del trabajo nos dio ese rol. Rol que nos convierte en consumidores de conocimiento, y no en hacedores del mismo. Hemos sido comprados de tecnologías de todo tipo, de tecnologías blandas o duras, de modelos económicos o agrícolas, de lo que sea, esa fue la tarea que se nos dio, no importa que tan elaborados sean los productos tecnológicos. Entonces, ¿cómo nosotros como sociedad aprenderemos a problematizar el hecho tecnológico para romper esas cadenas?

Para ello voy a tratar de caracterizar dos elementos importantes que tienen que ver con esto.

El primero, que considero trascendental, tiene que ver con el tema del cultivo de la verdad. Hay algunos pensadores que han venido trabajando el tema del cultivo de la verdad [6]. Al respecto, problematizar el hecho tecnológico pasa por liberarnos del conocimiento “tecnológico" que él nos impone (es decir, el encuadramiento de las cosas, de los problemas, que lleva implícito), para lo cual podemos partir de las premisas alrededor del cultivo de la verdad. El cultivo de la verdad nos va a permitir ir develando nuevas dimensiones del conocimiento, a cultivar el saber. Cada dimensión estará compuestas por preguntas e intentos de respuestas a esas preguntas; y en cada intento de respuesta nos estaremos moviendo a una nueva dimensión del conocimiento (en [6], el Prof. Fuenmayor utiliza términos como “holgura ontológica", “morada ontológica", para describir ese proceso). Esto nos permitirá generar un proceso permanente de reflexión crítica sobre el cual se construye el conocimiento.

En ese camino de ir develando, de ir descubriendo nuevos horizontes de verdad, nos vamos haciendo y descubriendo las relaciones de dependencia que se tenían previamente (en [6] lo describen como “... el enriquecimiento ... del espacio de desocultamiento", “...que revela la condición de dependencia de la morada anterior"). Es decir, en ese proceso de cultivo de la verdad vamos rompiendo con las relaciones de dependencia que se nos han ido imponiendo, creando. Ahí subyace un elemento liberador, y ahí también subyace el espíritu fundamental de un proceso educativo [5]. Un proceso educativo entendido como un proceso de liberación que permite descubrir la actual morada ontológica, y transitar a una nueva morada ontológica. Un proceso educativo que nos invita a pensar cómo nuestra mirada es dependiente de esa actual morada ontológica.

Esto nos obliga a plantear un modelo educativo distinto (como lo expresan en [5]) donde el hecho tecnológico sea objeto permanente de un estudio minucioso, de un análisis profundo, que permita ir develando las moradas ontológicas que impone. Para ello se requieren desarrollar prácticas educativas que permitan reconocer los grados de ocultamiento que tiene un hecho tecnológico, que permitan develar la condición de dependencia que lleva implícita, que permitan el transito de moradas ontológicas que él impone a otras liberadoras, entre otras cosas. Ese es un primer elemento para el tema de la problematización del hecho tecnológico.

El segundo elemento importante tiene que ver con el tema del develamiento de cuál es el trasfondo histórico-cultural que tiene cada producto tecnológico. Hay un contexto sociopolítico, hay un contexto cultural que subyace en cada proceso tecnológico, y es muy propio a él. No habrá un proceso real de apropiación tecnológica, si no somos capaces de develar, de conocer, esos contextos. Algunos pensadores como Heidegger, hablan del “pensamiento meditativo en la búsqueda del sentido de la tecnología". Este aspecto es fundamental a la hora de aproximarse al hecho tecnológico.

Normalmente, las tecnologías cuando se compran son vistas como algo dado, listas para usar. Ahora bien, son tecnologías que no tienen nada que ver con nuestra realidad, que fueron hechas para otras latitudes, que quizás funcionan en los modos sociales de esas sociedades. Al introducir esas tecnologías en nuestra sociedad, les imponemos a los actores nacionales las formas sociales implícitas en ellas. El ejemplo más visible de esto son todas las plataformas tecnológicas que compran las empresas del estado venezolano, y como dichas tecnologías regulan el quehacer institucional de ellas. Este elemento es fundamental en todo proceso de apropiación tecnológica, que es mucho mas que un proceso de transferencia de conocimiento, ya que debe abarcar el conocimiento para usar, hacer y conocer las bases teóricas del producto tecnológico, pero también el conocimiento del contexto histórico-social donde se creo dicho producto para poder analizar su posible impacto en la sociedad.

El tercer aspecto que quiero introducir es el que habla sobre la necesidad de democratizar el conocimiento.

Esa necesidad de democratizar debe ser entendida, reinterpretada, en un nuevo modelo de sociedad. Aquí hablamos de la ampliación de la democracia, de su involucramiento en ámbitos de la sociedad que les ha sido vedada a la mayoría, que han sido confiscadas por los tecnócratas, por la burocracia del Estado. Para ello se requiere hacer la siguiente consideración.

El desarrollo científico-tecnológico es un proceso político, más que instrumental. Ya lo decía cuando señalaba el carácter ideológico del conocimiento. Que este desarrollo científico-tecnológico es un espacio de lucha social, es un espacio donde se debaten ideas, se debaten formas, se construye la sociedad, es lo que le confiere el carácter político a este proceso. Hay que develar el modelo tecnócrata excluyente que ha imperado, en el cual las tomas de decisiones, los planes, y en general, el quehacer científico-tecnológico, es construido entre cuatro paredes; para plantearse la necesidad de un nuevo modelo, por venir, donde el desarrollo científico-tecnológico surja desde las propias bases de la sociedad y rompa con el rol que nos dio el modelo capitalista.

Los escritos de pensadores como Feenberg [3, 4], Ochoa [7], entre otros, nos pueden ayudar a desarrollar este tema, nos pueden ayudar a responder preguntas, a plantearnos propuestas, para que todos los actores sociales participen en el proceso alrededor del hecho tecnológico. Y estamos hablando desde la definición de los problemas hasta el diseño de las soluciones; desde el desarrollo de las tecnologías hasta en el uso de ellas. Aquí hay dos elementos bien importantes a considerar: uno que tiene que ver con el tema de los significados sociales de la tecnología, y otro que tiene que ver con el horizonte cultural que esta detrás de la tecnología; ambos dos nos permiten introducir en el hecho tecnológico el contexto social. Nos van a permitir develar los intentos de hegemonía social que pueda haber detrás de un producto tecnológico, cual es el papel social que se le da al objeto técnico, así como las formas de vida que hace posible. Reflexionar sobre ello nos permitirá pensar sobre formas de democratizar el hecho tecnológico, y romper con la idea que nos ha tratado de vender el mundo capitalista de ver a la tecnología como una mediación técnica. Detrás de esto subyace la idea de neutralidad de la tecnología.

El cuarto aspecto que quisiera introducir, y que además está muy en boga ahora por el tema financiero, es que reflexionemos si lo que está aconteciendo a nivel mundial es la crisis del capitalismo, o es la transición del capitalismo mercantil financiero al capitalismo cognitivo.

El debate que se está dando ahora es si parte de lo que se está viviendo es un proceso de transición, o realmente es una crisis del capitalismo. Para ello voy a tratar de introducir algunos aspectos sobre el tema de capitalismo cognitivo. Básicamente, algunos dicen que es una nueva fase del capitalismo, una nueva fase que ha venido surgiendo como la nueva respuesta de un proceso globalizador que ahora hace del conocimiento un elemento fundamental de ese proceso, de ese modo de producción capitalista, en el cual se ve al conocimiento como una mercancía. Y en torno a esa mercancía se generan procesos de mercantilización fundamentales. Ante esa realidad es ante la cual nos hemos venido batiendo en estos últimos tiempos y, en ese sentido, ya empiezan a ser muchos los pensadores en el mundo que hablan sobre los posibles tipos de respuesta que se deberían dar [2].

En general, ellos hablan de la violencia con que hoy se aplican las políticas restrictivas en relación al acceso al conocimiento y a las creaciones derivadas de él, como una manera de secuestrar ese conocimiento y de mercantilizarlo a futuro, lo cual no permite que otros actores de la sociedad puedan apropiarse de esos bienes inmateriales. Hablamos de todo un espacio de producción y de dinamización de una actividad mercantil en el cual aparecen la propiedad intelectual, las nuevas formas de monopolio que se expresan y tienen su efecto en la salud, en la alimentación, las modificaciones de normas jurídicas en materia de patentes y derechos de autor, como algunas marcas superficiales de lo que se viene haciendo en este ámbito.

No existen tecnologías milagrosas que hagan posible la reducción de la pobreza y del hambre. Se necesita cambiar el orden mundial que permita la libre circulación del conocimiento. Se necesita la voluntad política de aquellos, que además de ser responsables y beneficiarios de esta situación injusta e insostenible, cuentan con los recursos hoy dilapidados en armas, lujo y extravagancia. El orden económico internacional vigente, cuyo nefasto impacto se ha visto recrudecido por el efecto de la globalización mundial, hace imposible la superación de las diferencias que actualmente estamos viendo y se profundizan con el efecto actual de la crisis financiera.

Esto nos lleva a plantearnos las siguientes preguntas, ¿Cuál es el modelo jurídico que está imperando a nivel mundial? ¿Cuál es el modelo comercial que se nos está imponiendo? Todo eso es tecnología, todo eso es conocimiento, y no se nos dice. ¿Cómo replanteamos una nueva manera de hacer un marco jurídico internacional, nacional, más humanista, más solidario? En ese nivel debemos innovar, por ejemplo pensar en un derecho jurídico emergente desde las bases, ¿Cómo permitimos que esa dinámica social, dentro de los marcos jurídicos nacionales, se haga factible? Esos son algunos elementos a estudiar por las tecnologías sociales, en el ámbito jurídico.

El Capitalismo Cognitivo tiene elementos que lo caracterizan, los cuales debemos develar. Primero que nada, el conocimiento se ha puesto al servicio de la producción masiva que intenta controlar la naturaleza a través de la técnica y al hombre a través de las jerarquías organizacionales automatizadas, que parten de la división del trabajo (“especialistas") para hacer mas eficiente la producción, ¿Cómo nos anteponemos ante ésa visión del conocimiento?. También se habla de una escasez artificial, se nos crea una escasez artificial de recursos, de conocimiento, que nos lleva a una nueva dimensión del mercado global: unos somos consumidores del conocimiento, vendido como tecnología, vendido como modelos, y por otro lado, otros hacen ese conocimiento. Se nos habla de la velocidad de la economía, de la economía de la inmediatez, de la necesidad de suplir al mercado; y en base a eso, entonces, se nos impone una dinámica del consumo. Así, aparecen los obreros del conocimiento en función de un modelo consumista mundial al cual se deben.

¿Hay manera de subvertirla? Sí, allí retomamos de nuevo el tema del sabotaje. Por ejemplo, el modo “bazar", muy propio del mundo del software libre, como modo de producción del conocimiento, es una manera de subvertirla. También, las formas emergentes de propiedad son otra forma de subvertirla; las nuevas relaciones de producción en las cuales prevalecen las redes sociales de conocimiento es otra forma de subversión.

En el caso concreto venezolano, es fundamental lograr la independencia científica y tecnológica. Ahora, ¿qué entendemos por eso? ¿Como hablar de independencia científica y tecnológica cuando venimos de hablar del cultivo de la verdad? El cultivo de la verdad debe conllevar a una actitud permanente de reflexión crítica que nos permita ir agregando nuevos niveles de búsqueda de la verdad en cada hecho a analizar. Este trajinar por la búsqueda de la verdad debe hacerse desde nuestras realidades, con sus aristas e importancia según cada entorno, según cada contexto social. Debe plantearse el estudio de cada problemática social según su marco de referencia local, buscando los factores y las leyes adecuadas al caso particular, sin despreciar la experiencia universal, pero sin aceptarla a priori. Si lo hacemos en nuestro país, estaremos haciendo una ciencia venezolana [1].

Así, el valor de cada actividad científica es particular a cada contexto, esto hace que el contenido del conocimiento para cada ámbito sea específico. De esta manera, no todas las investigaciones tienen la misma importancia, por consiguiente, una actividad científica en un espacio territorial no puede elegirse al azar. La “importancia" es algo esencialmente local: una teoría sobre el petróleo no tiene el mismo interés en Suiza que en Venezuela. Nosotros no debemos usar los criterios de importancia del hemisferio norte, la agenda científica mundial globalizadora ha impuesto unos criterios de priorización. Si diseñamos nuestros propios criterios, ya empezaremos a volar en torno a nuestra propia ciencia [1].

Hay una forma de trabajo que prácticamente obliga hacer ciencia autóctona, ella es el estudio, a través de redes de trabajo, de problemas prioritarios para el país. La red indica un grado de organización social, un espacio de aprendizaje colectivo, donde a partir de los distintos aspectos discutidos en común, se descubren interconexiones, influencias de saberes, disciplinas, maneras de pensar, y se encaran los problemas de forma comunitaria, de forma colaborativa, de forma solidaria. Esta interacción de disciplinas que exige una visión crítica, conlleva a un aprendizaje colectivo que permite compartir ideas entre ramas de la ciencia, propagar las ideas de manera natural entre ellas, entre otras cosas. Ahora, quizás lo más importante es que también permite la emergencia de comportamientos científicos y tecnológicos autóctonos derivados de las necesidades de organización, de reflexión, propia de cada entorno.

Esa soberanía que llamamos “política", ésa independencia que consideramos “económica", solo será posible en la medida en que seamos independientes en el ámbito científico y tecnológico. Es una realidad que nos debe llamar a la reflexión. Podremos avanzar más o menos en función del avance en el proceso liberador cognitivo del país. Es una independencia científica y tecnológica entendida como la independencia de criterio, como una actitud crítica, no es un rechazo indiscriminado de todo lo que provenga de otros lados. Es a eso a lo que estamos tratando de convocar.

El quinto aspecto tiene que ver con el tema de la resistencia al modelo científico y tecnológico actual, que en el primer aspecto introduje.

Al respecto ya he planteado algunas ideas, aquí indicaré otras más. Primero, la necesidad de construir redes sociales del conocimiento que aprendan a influir sobre los poderes que controlan la tecnología; ejemplos existen muchos a nivel mundial que han aprendido a influir en las practicas y técnicas que se emprenden, en los procedimiento que se tratan de imponer, en los diseños de las tecnologías.

Segundo, es importante rescatar algo que se nos ha enajenado, y es el reconocimiento de la importancia de las tecnologías sociales, que además son las que más nos imponen límites artificiales, son las que hablan de los modos de organización, son las que hablan de los modelos económicos que se tratan de implantar, son las que hablan de las diferentes formas en las cuales las sociedades tratan de hacer vida en común.

Tercero, es necesario cuestionar la realidad tecnológica, lo que nos va a permitir plantearnos una forma de avance tecnológico en oposición a la forma dominante que se nos ha tratado de imponer en el modelo globalizador. En ése nuevo tipo de avance tecnológico deben prevalecer tres elementos, sobre los cuales no se nos ha permitido siquiera pensar. Primero, el tema de maduración tecnológica. Nosotros como país debemos emprender procesos de desarrollo tecnológico en los cuales se permitan procesos de maduración, de experimentación tecnológica, para garantizar procesos reales de apropiación, de generación, de conocimiento. Segundo, debemos contraponernos a las modas tecnológicas. Vivimos en un modelo capitalista que vive al ritmo de modas, así como la moda del vestido, la moda tecnológica impone prácticas consumistas: el último grito en celulares, el último grito en la pantalla o en los ordenadores, etc. Vivimos, entonces, bajo un modelo consumista que a veces no somos siquiera capaces de ver. Hay algunos pensadores que han dicho que con la tecnología de 10, de 15 años atrás, perfectamente se podrían estar resolviendo todos los problemas que tenemos actualmente. ¿Qué reflexión estamos haciendo sobre eso? El modelo que se nos está imponiendo, y al cual le estamos haciendo el juego, sigue siendo ése modelo de moda tecnológica. Vayan a las empresas del Estado a ver qué es lo que está sucediendo. Finalmente, el tema de la apropiación tecnológica, que es mucho más que un proceso de transferencia tecnológica, como lo dije antes. El problema de apropiación tecnológica debe ser capaz de develar el contexto histórico-político-social en el cual se da el hecho tecnológico. De lo contrario, no podremos comprender y analizar el impacto del hecho tecnológico en la sociedad.

Todo esto se debe dar dentro de una dinámica donde haya vida comunitaria, donde haya un proceso colectivo que permita ir creando y recreando nuestras creencias, que permita ir definiendo la identidad de ese colectivo; que permita construir consensos (es decir, las reglas de vida en común); que permita cuestionarnos y abrir espacios de participación; finalmente, que permita resistir a la hegemonía tecnológica dominante actual.

El último aspecto que quiero dejar para la discusión, el sexto aspecto, tiene que ver sobre la imposibilidad de un Socialismo del Siglo XXI si no repensamos el tema del conocimiento.

Si el tema del conocimiento no es un eje central de la discusión, de la construcción de este nuevo modelo social, sencillamente, no avanzaremos mucho. Eso implica diseñar formas y modos tecnológicos distintos, partiendo de un horizonte cultural distinto, es decir, de valores sociales propios de la doctrina socialista. Esto nos habla también de la necesidad de construir una forma propia de hacer ciencia y tecnología, que parta de procesos que permitan a todos los actores sociales ser portadores del espíritu de la creación y del uso del conocimiento. En otras palabras, de un proceso incluyente alrededor de una dinámica social alrededor de la democratización del conocimiento. Aquí voy a terminar con la idea de que el conocimiento es un patrimonio de la humanidad, con la misma premisa con la que inicie esta conversación, es fundamental.

Ahora bien, a partir de estos comentarios en los cuales aparece esa visión amplia de la tecnología (tecnología social y tecnología dura), debemos preguntarnos: ¿Qué se ha hecho a nivel de las organizaciones comunitarias? ¿A nivel de los sistemas agrícolas (particularmente, desde la visión de la agroecología)?, ¿A nivel de los medios alternativos, de las diferentes formas comunitarias de comunicación (entendiendo la comunicación como un eje fundamental de este proceso)?; ¿A nivel del conocimiento ancestral (en especifico, en nuestras comunidades indígenas y toda la problemática del secuestro de su conocimiento, de la piratería con su conocimiento)? Todos estos aspectos deben ser valorados durante las Jornadas para aproximarnos a nuestras realidades, y a partir de ello tratar de visualizar formas de resistencia a este modelo científico y tecnológico imperante, en el cual las oligarquías y élites intelectuales han mantenido y han intentado retener el conocimiento, impidiendo su libre circulación para provecho propio.

Podríamos citar numerosos ejemplos de dicho comportamiento, el más simplees el de los médicos cuando a propósito, muchas veces, escriben con una letra incomprensible, o los informes sobre un paciente pasan de facultativo a facultativo en sobre cerrado, secuestrando información sobre nosotros mismos; o cuando los profesionales utilizan un lenguaje técnico que tiene como único propósito el deslumbramiento del cliente; o cuando un profesor edita todos los años una nueva edición de su libro, y necesariamente hace que ese libro sea la única fuente para que los alumnos se aproximen a un hecho cognitivo; o cuando se nos obliga a usar formatos exclusivos, como por ejemplo, cuando usamos una herramienta computacional; o cuando hablamos del despojo del conocimiento de los pueblos indígenas para, por ejemplo, fabricar medicamentos que posteriormente son patentados. Todas ellas son algunas de las formas científicos-tecnológicas ante las cuales debemos generar modos de resistencia, porque forma parte de ése proceso de ocultamiento, de privatización del conocimiento.

Basado en eso, ¿cómo podemos iniciar, en los diferentes espacios -ámbitos de la realidad venezolana- procesos de reflexión comunitaria? ¿Cómo nos planteamos ese reto? ¿Cómo hacemos que de manera colectiva iniciemos procesos permanentes de reflexión que nos permitan ir develando cosas que nos han tratado de enajenar, de ocultar? ¿Cómo logramos irlos contextualizando en nuestra realidad, en nuestro ámbito local, en nuestras problemáticas? ¿Cómo logramos ir develando, en el quehacer social, los procesos emancipadores que hemos tenido desde la perspectiva del conocimiento? ¿Cómo vamos recogiendo esas experiencias y prácticas para analizarlas, difundirlas? ¿Qué es lo revelador de todo esto para construir un hombre nuevo?

La realidad política del país no la superaremos si no hay un hombre distinto, y esto parte por una conciencia crítica alrededor del problema del conocimiento. Desde Cenditel hemos visto la necesidad de iniciar espacios de reflexión al respecto. Cuando la sociedad venezolana las asuma como parte de su quehacer diario, como parte de su vida, -en ese momento- Cenditel dejará de ser necesaria. Es decir, ésta es una institución que desde que nace parte de la premisa de la necesidad de generar una dinámica social, que a su vez le permita, en el tiempo, que ella deje de ser necesaria para esa dinámica social.

Bibliografía

[4] A. Feenberg, “Questioning Technology", Routledge, Inglaterra, 1999.

Página Principal de las I Jornadas Comunitarias para la Sensibilización en Conocimiento Libre

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